Misión Barracas

No duermo a la noche. No duermo porque me quedo charlando. No duermo porque me quedo estudiando. 7.30 am finjo que me levanto y hablo con mi vieja acerca de Boquitas Pintadas mientras ella se baña, charla proseguida por una conversación sobre Metafísica. Me voy, digo, y la abrazo. El primer abrazo después de 8 o 9 años. 'Fue una linda mañana, má' y la calle que me espera, gris, siempre gris, afortunadamente gris.
Me subo al colectivo. Cabeceo un poco y entre el sueño y la vigilia escucho al colectivero. Tiene voz de trabajar en un bingo o de locutor de radio, pero no creo que un colectivero tenga tiempo para esas cosas. Qué desgastante trabajar de colectivero, pienso. Abro el cuaderno de química y der repente todo se me olvida. Todo. Cada una de las cosas que estudié. Me desespero un poco pero asumo que en la tranquilidad de mi hogar voy a poder concentrarme mejor. Debería haber encontrado un asiento mejor, estos no me gustan, son los que están al revés. Naúseas, intento dormir.
Las puertas del Normal abiertas y yo terminando un pucho prendido por costumbre y sin placer. Terminó por asquearme (¡bien!). Y ahora la odisea, esa odisea vivida tantas veces ya que ni las puedo contar. Después de 2 horas encuentro a 3 profesoras con las que debía hablar pero me falta una. Es increíble lo mucho que cuesta encontrar a las profesoras de Educación física. O están en el predio o desaparecen de la estratósfera (Y EN LA ESTRATÓSFERA NO HAY ESTÉREO NO HAY). Días antes mi simpática ex profesora de dicha... ¿materia? me hechó flit. 'No, no te puedo explicar lo teórico' 'pero...' 'lo lamento'. Yo lo lamento más que vos, te lo aseguro. No conozco a la jefa de departamento y tampoco recibí muchas respuestas buena onda de parte de los que en teoría sabían.
Y bueno, vuelvo. Vuelvo y la casa está vacía, pronto Goya va a venir a limpiar y yo voy a dormir una enorme siesta de largas horas. Y Goya vino. Y dormí. Y acá estoy.